Mike Brodie: de vagabundo a fotógrafo premiado

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Mike Brodie es estadounidense, nacido en Pensacola. Tenía 17 años la primera vez que se subió a un tren de carga como polizón, con la esperanza de llegar a Mobile, Alabama, para visitar a un amigo. El destino quiso que tomara el tren equivocado, y viajara en la dirección opuesta, rumbo a Jacksonville. Después de varios días de vagabundear, Brodie logró subirse a un tren que lo llevó de regreso a su casa.

Ese fue el comienzo de una historia singular. Mike Brodie descubrió que había muchos otros jóvenes que viajaban de ese modo, algunos por el sabor de la aventura, otros huyendo de sus casas, algunos sólo por sentirse más vivos, más libres…

Brodie comenzó, entonces, un largo viaje que lo llevó a recorrer 50.000 kilómetros de caminos por 46 estados, tanto en tren como a pie, o consiguiendo que alguien lo llevara en su coche. Y también comenzó a sacar fotos de sus eventuales compañeros de aventuras.

Primero usó una vieja Polaroid 600 que encontró en uno de sus viajes, y luego una Polaroid Spectra. Pronto se hizo famoso en internet, donde publicaba sus fotos, y comenzaron a llamarlo “The Polaroid Kidd” (“El chico Polaroid”). En el 2005, cuando ya no consiguió película para su vieja cámara, comenzó a usar una SX-70 Sonar One Step (que todavía conserva). La película para esta máquina era algo cara, por lo que Brodie compraba lo que podía y, lo que no, lo robaba en las tiendas.

Poco tiempo más hizo falta para que Brodie se convirtiera en un personaje de culto en los Estados Unidos. Y, aunque él no se cansa de repetir que nunca tuvo intenciones de convertirse en fotógrafo, sino que lo suyo era simplemente un hobby, hoy sus fotos aparecen en un libro publicado por Twin Palms Publishers y TBW Books, titulado (con ironía, por cierto) “Un período de prosperidad juvenil” (A Period of Juvenile Prosperity). También pudieron verse algunas de estas fotos en las galerías de arte Yossi Milo, de Nueva York, y M + B, de Los Ángeles. Esta colección es parte de las 7.000 fotos tomadas entre 2005 y 2009 con una cámara de 35 mm, y en Estados Unidos se la considera uno de los mejores proyectos de fotos de viajes de la actualidad.

Brodie reconoce haberse inspirado en los retratos de Steve McCurry para la revista National Geographic. Por eso sus fotos no están tomadas al azar, sino que cada toma fue cuidadosamente elegida. Explica con sencillez que, siendo la película de su cámara tan cara, se tomaba mucho tiempo para enfocar correctamente y lograr que cada foto fuera perfecta, ya que no tenía posibilidades de tomar cada foto más de una vez.

Las fotos de Mike Brodie son realmente impresionantes, no por lo bellas (que sí lo son, como imágenes), sino por la descarnada forma en que muestran un mundo desconocido para la mayoría de nosotros. Jóvenes de manos y caras sucias trepando en trenes de carga, durmiendo donde los encuentre el sueño, compartiendo lo poco que llevan consigo…

Quizás la sensación de libertad sea real, quizás la mayoría de estos jóvenes disfruta el no saber a dónde los llevará cada día… Pero sus miradas duras (cuando no tristes o, simplemente, vacías) atraviesan como dardos a quien mira estas fotos.

Es probable que la verdadera historia de estos jóvenes vagabundos, la que no se ve en las fotos (pero se adivina), sea la razón por la que Brodie dejó de viajar, hace ya varios años, y se dedicó a la mecánica automotriz. Después de todo, como él mismo dice, casi como una disculpa: “Nunca quise ser un artista”.

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