Hablemos con viajeros: Juan Villarino

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Nombre: Juan Pablo Villarino, también conocido como el Acróbata del Camino.
Fecha de inicio y regreso del viaje: Inicie mi vuelta a dedo (autostop) alrededor del mundo el 1 de mayo de 2005 desde la ciudad de Belfast, Irlanda del Norte. Sigo viajando desde entonces.

¿Qué motivo tu viaje y que países has visitado?

 La idea es dar la vuelta al mundo a dedo documentando la hospitalidad y la cotidianidad de los pueblos. A medida que avanzo por el planisferio, la meta específica de mi viaje y de mi literatura va cambiando. Con esa idea salí a la ruta en 2005…

En la primera etapa el objetivo fue recorrer el Mundo Islámico a dedo. Siria, Irak, irán, Afganistán, Pakistán…. Esos me parecían los países que más  sufrían la injustificada y arbitraria descalificación internacional, la mala prensa. Eran los chicos malditos del mapa. Por eso puse mi énfasis y el foco de mi pluma en reivindicar la cotidianidad de esos países musulmanes. Así nació mi primer libro: “Vagabundeando en el Eje del Mal – Un viaje a dedo en Irak, Irak, y Afganistán”, recientemente publicado en Argentina, y disponible desde mi página web www.acrobatadelcamino.blogspot.com

Mi única certeza era que, para desmantelar esa caricatura mediática en la que el Medio Oriente es invariablemente un campo de batalla, no quedaba otra que ir hasta allí. No en un tour organizado que sigue un peregrinaje por museos y ruinas, sino con una mochila al hombro, el pulgar atento a la ruta, y la pluralidad de posibilidades que sólo la falta de planes habilita. La consigna era alinearse lo máximo posible con el punto de vista local y evitar las facilidades turísticas.

Los monumentos podía verlos en las postales, lo que a mí me interesaba era conocer la historia contemporánea, la opinión del vendedor de naranjas del bazar de Damasco sobre el cambio climático, o la tensión que la falta de mujeres provoca en los aparentemente inconmovibles soldados de la OTAN que patrullan Afganistán. Con ese mismo criterio, viajaría solamente a dedo, y pernoctaría en hogares locales.


En la etapa europea visite:  el Reino Unido, Francia, Belgica, Holanda, Alemania, Suiza, Italia, Austria, Dinamarca, Suecia, Noruega, Finlandia, Estonia, Latvia, Lituania, Polonia, Eslovaquia, Hungría, Rumania, Ucrania, y Bulgaria.En su etapa asiática, he merodeado las banquinas de: Turquía, Siria, Jordania, Egipto (África), Irak, Irán, Afganistán, Pakistán, India, Tíbet, China, Laos y Tailandia. En América, el viaje me ha llevado por caminos de Argentina, Uruguay, Chile, Bolivia, Perú y Ecuador.

Lugares que recomiendas visitar.

No creo en las recomendaciones, a decir verdad. Soy muy exigente conmigo mismo. Viajo para registrar y documentar la historia contemporánea, y no para repetir postales con mi cámara. Por eso viajo siempre con una hoja de rutas, y muchas veces visito al azar pueblos de los que no tengo referencias. En general prefiero esos pueblos a los que sólo se accede por carreteras sin pavimentar.

En muchos casos, la gente no recuerda haber visto viajeros extranjeros en sus localidades. No hay hoteles ni restaurantes, y a veces nadie habla mi idioma, por lo que no queda otra opción que interactuar con la población local en su idioma, en sus términos, sin intermediarios, dormir en sus casas. Allí sucede el verdadero intercambio cultural, el resto es turismo.

Tu mejor y peor experiencia.

 La mejor fue darme cuenta que la ruta central afgana, cuyos 1000 km de tierra acababa de domar sobre vetustos camiones de fabricación rusa que circulaban a 20 km/h, recuperaba el asfalto y a lo lejos aparecían los suburbios de Kabul.

La emoción no se desprendía del hecho de ver asfalto, sino de saber que había llegado vivo, de sentirme portador de un mensaje optimista, el del “buen Afganistán” de amables aldeanos, estoicos granjeros, correctos policías siempre listos para ayudarme, y nada de los demonios que me habían pronosticado…

Claro que establecer un ranking es difícil. Hubo otros momentos increíbles, como ser anillado como ave migratorio en una estación de la WWF en el Artico Noruego, o dar una clase de autostop dentro del Parlamento del Kurdistán Iraquí.

El peor momento, acaso, fue caerme por el foso de un ascensor en un edificio en Adana, Turquía. Había entrado a un sitio en construcción por la noche, para dormir dentro, y como estaba oscuro no ví el hueco… Cruzar un valle en dominio de los talibanes a bordo de un jeep de la Policía Afgana tampoco fue el momento más fácil de mi vida, pero era una adrenalina buscada conscientemente, por lo que no puedo quejarme.

Un lugar secreto que no le contarías a nadie.

Los lugares secretos son en mi modesta opinión una necesidad del viajero mal entrenado. El turismo nos vende constantemente “destinos”. El concepto de destino es complejo, pero incluye una atracción obvia, como puede ser una ruina famosa, como puede ser Goreme en Turquía o Samaipata en Bolivia, o una ciudad con un centro histórico compacto, quizás Toledo en España, o por qué no Colonia, en Uruguay.

El viajero debe aprender a ir más allá de los fetiches visuales. No digo que estos no tengan valor, pero debe ir más allá si su fin es aprender algo, del mundo o de sí mismo. Mientras la cultura Lonely Planet conduce a los rebaños de mochileros por destinos pautados, el viajero debe saber indagar un mapa, no para descubrir un “sitio secreto” (que pronto se transformaría en “destino”) sino para saber apreciar el microcosmos, la riqueza humana planteada por el más gris de los suburbios industriales ucranianos, por esa aldea insignificante a orillas del Nilo, desde donde no se ven los templos de Luxor.

Presupuesto medio mensual.

 150 euros.

¿Cómo te las arreglabas para sobrevivir en el día a día en tu viaje (comer, dormir, etc…)?

Hubiera sido bueno que me preguntaras cómo hago para sobrevivir cuando no viajo. Ahí si me hubieras hecho pensar, pues me es más costoso, espiritual y económicamente, estar quieto que estar viajando.

Cuando viajo, la energía es otra, las cosas se dan solas. Viajo haciendo autostop y hablando con la gente. Como premisa, no me alojo muy seguido en hoteles, ya que la idea es retratar la vida cotidiana de la gente. Intento ser alojado por locales, cosa que sucede espontáneamente cuando uno viaja como un peregrino y no como un turista. Cuando el otro percibe en el aire que uno está allí para aprender su cultura y no de vacaciones ociosas, es muy probable que te pregunte si tenés dónde pasar la noche.

La mayoría de las veces, me hospedé en casas de familias locales. Esto es muy sencillo en las grandes ciudades a través de sistema como Couchsurfing y otras redes de intercambio de alojamiento gratuito. Otras veces acampé, y las menos veces recurrí a mi imaginación para encontrar un lugar.

Así, he dormido en una infinidad de lugares, desde heladerías hasta faros, camiones, mansiones, escuelas, estudios jurídicos, graneros, castillos, puestos de policía, calabozos, iglesias, mezquitas, templos hindúes, centrales eléctricas, parques, cuarteles de bomberos, hospitales, automóviles abandonados, edificios en construcción, etc.

Frecuentemente me preguntan cómo me las arreglo con la comida y es una pregunta que no estoy seguro de comprender. La comida es lo más sencillo, cuando me da hambre, me siento a comer en algún comedor o puesto callejero. Muchísimas veces soy invitado a comer por gente que me lleva en la ruta cuando hago autostop. Tengo una cocina MSR de alta montaña, pero no la uso jamás.

El lugar más exótico donde has hecho el amor en tu viaje.

En un hotel alojamiento de las afueras de Lhasa, la capita tibetana. Famosa por sus templos, yo me animo a hacer una reseña de la vida nocturna local…

¿Qué llevas en tu equipaje de mano para sobrevivir si te pierden la maleta?

No utilizo maleta, sino mochila. Y como esta no se mueve de mi espalda es imposible perderla. No utilizo aviones, ni trenes, ni buses. Soy siempre yo subiéndome a un automóvil con mi mochila, sin las amenazas que percibo que acechan en terminales de autobuses, estaciones de trenes, hostales, etc. Es una de las ventajas ocultas del autostop.

¿Cuál es el plato más raro que te han ofrecido? ¿Te lo comiste?

Linda pregunta. Creo que fueron saltamontes en Tailandia. Sí, los comí, y no son algo que volvería a probar. En otras ocasiones he probado ballena, camello, llama, reno y algunas otras cosas que quizás no me he siquiera entereado.

¿Cuál ha sido el personaje más curioso que has conocido?

Quizás el primo del presidente del Parlamento de Kurdistán, en Irak. Me alojó en su casa, recluida en las montañas del norte del país. Hablaba fluidamente inglés y danés, fruto de un exilio. Era uno de los personajes más importantes de su tierra pero vivía aislado, casi apático a la realidad política, preocupado por intrincados dilemas filosóficos…

Un libro para llevar de viaje.

Los Vagabundos del Dharma, de Jack Kerouac. Me parece una obra maestra que tiene mucho viaje y mucha sabiduría budista.

Una frase y una canción que resuma tu viaje.

“Horizonte o muerte”.Si tuviera que elegir una canción, acaso sería “Al lado del camino” de Fito Páez.

Web: http://www.acrobatadelcamino.blogspot.com/

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