Foto de Carla Fernández Andrade
Viajando se liga más que en Feisbuk
¿Hace tiempo que no muerdes la nuca de una bella zagala? ¿Lo intentaste en Mitik o en Feisbuk y no hay tu tía? ¿Ni poniendo una foto rollo Brad Pitt? (¡Ay, mentirosillo, eso no se hace!) Pues aquí te damos la solución: ponte a viajar. Sí, arma tu mochila, lánzate a la carretera en moto, bici, pony o lo que sea y ponte a viajar. Porque viajando se desatan las hormonas y se liga lo que no está escrito.
Casos de éxito viajero
Caso número dos: Jannine y Fran. Los conocí en Bocas del Toro, Panamá. Miraban la bahía desde su casita de madera. No tienen blog, ni web, ni necesitaron el Feisbuk para conocerse… Él madrileño. Ella brasileña. Él recorriendo en bici Latinoamérica. Ella en moto con su pareja, se pelean, decide continuar sola. Él que esa misma tarde choca con la brasileña y la moto queda para el arrastre… Decidieron continuar el viaje juntos en bicicleta. Un camino de seis años hasta que desembocaron en Bocas del Toro. Los dejé mirando la bahía. Me contaron que con la llegada de los yanquis y el turismo los remos de las barcas estaban siendo substituidos poco a poco por barcas a motor. Querían vender la casa y volver a la carretera antes de que el último pescador dejara de remar.
Gustabo, al más estilo de ‘Una historia verdadera’ de David Linch, quería cruzar en moto el globo terráqueo desde su Argentina natal hasta Australia para darle un abrazo a su hermano. En Barcelona se cruzó con Elke una alemana que arrinconó libros en la universidad para tragar asfalto y atardeceres junto a él por rutas moteras. El amor. En enero llegaron a Australia y Gustavo le dio un abrazo a su hermano cinco años después.