Visita guiada por Bucarest a pie y en minibús
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Para un viajero despierto, cada ciudad tiene una historia que contar. Y la de Bucarest es una de resiliencia: fue azotada por desastres naturales y plagas, disputada por grandes imperios (como el otomano y el ruso) y atravesó uno de los regímenes comunistas más totalitarios del mundo. De todos esos (y otros) vaivenes históricos quedan rastros en los edificios y rincones más significativos de la ciudad.
Hoy queremos presentártelos en esta guía para que sepas por dónde tienes que ir en tu viaje a Bucarest si quieres llevarte una impresión completa de ella.
Una vez que ya conozcas estos esenciales al dedillo, te invitamos a condimentarlos con nuestra lista de 20 cosas para ver y hacer en Bucarest, donde te damos más ideas para meterte de lleno en el corazón de la ciudad durante tu viaje.
Sí, sí, sabemos que no está ubicado exactamente en Bucarest, pero esta fortaleza de Transilvania se ha convertido en un imprescindible de la ciudad por su apasionante historia y su cercanía a la capital rumana. Y es que, estando a solo 170 km del castillo del conde Drácula, ¿quién querría perderse la visita?
El castillo de Bran está íntimamente conectado con Vlad Tepes, también conocido como Vlad el Empalador, quien dio origen a la leyenda de Drácula. Este príncipe de Valaquia es uno de los personajes más famosos de la región, y su historia es verdaderamente sorprendente.
Aunque muchos historiadores hoy ponen en duda que el castillo haya sido la residencia de Vlad Tepes, sí se sabe que este personaje icónico estuvo encerrado en sus mazmorras, y durante la visita puedes descubrir mucho más sobre las relaciones entre el mito, la leyenda y la realidad.
Recorre el castillo de Bran junto a un guía experto para no perderte detalle de la truculenta historia que oculta. La excursión incluye también una parada en el castillo de Peles (nuestro próximo imprescindible de la lista).
Y seguimos con las visitas imprescindibles en los alrededores de Bucarest. En este caso, se trata de uno de los edificios más importantes de la segunda mitad del siglo XIX en Europa: el castillo de de Peles. Más de 300 mil personas por año se acercan a conocer esta joya de la arquitectura rumana, que fue residencia real y hoy se ha convertido en museo.
¿Te estás preguntando qué es lo que tiene de tan especial este monumento? Pues bien, para empezar, fue el primer castillo del mundo en tener electricidad y ascensor. Eso ya te da una pauta del grado de lujo y refinamiento que encontrarás en él. Construido en 1873, abrió las puertas a la modernidad en los edificios reales, e incorporó detalles tan magníficos como un techo acristalado que se abre para dejar ver las estrellas. Nada mal, ¿eh? Visítalo junto al castillo de Bran y tacha dos esenciales de esta lista de un solo plumazo.
Ahora sí, te presentamos nuestro primer imprescindible que se halla oficialmente en Bucarest. Y hacemos la entrada a lo grande, porque el edificio del Parlamento Rumano es la segunda construcción más grande del mundo (después del Pentágono). Con sus 340 mil metros cuadrados de superficie, esta mole es uno de los más claros símbolos del realismo socialista en el mundo. Fue construido enteramente con materiales rumanos, y los miles de obreros y arquitectos trabajaron en turnos de manera incansable durante las 24 horas durante años para finalizar las obras en 1997.
El sobrio exterior no anticipa lo que se verá por dentro: salones con lujosos empapelados, suntuosas alfombras y lámparas colgantes con cientos de luces. Todo enmarcado por terminaciones en lustrosas maderas y mármoles.
Para visitar el edificio y conocer en primera persona todo su (grotesco) esplendor debes reservar tu lugar con al menos 24 horas de anticipación. Durante la visita puedes ver la azotea, los sótanos y/o los salones más importantes. Te recomendamos no perderte las vistas de la ciudad desde la azotea: valen la pena.
La arquitecta a cargo de las obras tenía tan solo 28 años cuando diseñó el edificio del Parlamento. Cuando los trabajos comenzaron, tuvo la friolera de 700 arquitectos a su cargo.
Una de las cosas más entretenidas para hacer en Bucarest es caminar por el casco viejo de la ciudad. Muchos edificios están siendo remodelados con la intención de devolverle a la ciudad ese aire parisino que supo tener la ciudad a comienzos del siglo XX, cuando era apodada la París del Este.
¿Qué ver en el casco antiguo? Te dejamos nuestros favoritos:
La avenida de la Victoria también está en el casco antiguo pero merece un punto todo para sí misma, ya que es la primera y más importante calle de Bucarest. Su historia se remonta a 1692, cuando el príncipe Constantin Brâncoveanu decidió construir una senda que comunicara la corte real (conocida ahora como Curtua Veche) con su palacio de Mogoşoaia (que encontrarás en el número 9 de esta lista), al norte de la capital. En octubre de 1878, después de la declaración de la Independencia, algunas calles recibieron nombres nuevos, y este camino pasó a llamarse avenida de la Victoria.
Más de cien años después de su nacimiento, la avenida de la Victoria es el mejor lugar para conocer el esplendor rumano de principios del siglo XX. En un paseo por ella podrás ver elegantes edificios señoriales, plazas, teatros, museos, tiendas de moda, bares, restaurantes… un sinfín de lugares de interés relacionados con la cultura.
Recorre la calle a pie y siéntate en alguno de sus bares para embeberte de la esencia de Bucarest. Una excelente opción es el Green Hours Jazz Cafe, en el número 120. Tiene una hermosa y amplia terraza resguardada del viento y excelentes espectáculos de música y teatro. Ah, la comida y la atención también son buenas. ¿Qué más se puede pedir?
Es sencillamente uno de los edificios más hermosos que encontrarás en Bucarest (y probablemente en toda Rumanía). Con esto debería bastar para justificar la visita, pero además es un lugar con gran importancia histórica y cultural. Vayamos por partes.
Inaugurado en 1888, fue construido gracias al esfuerzo de destacadas personalidades rumanas que fundaron la Sociedad Cultural del Ateneo Rumano. Desde sus comienzos albergó grandes conciertos y eventos culturales, pero llegó incluso a ser sede de un importante hecho político: fue el lugar donde nació la Gran Rumanía, al unirse distintas regiones históricas con el Antiguo Reino de Rumanía.
Eso en cuanto a su historia. En cuanto a su arquitectura, es un edificio de estilo neoclásico y planta circular que enamora con sus detalles constructivos y decorativos. Algunos de los más llamativos son los medallones de los príncipes rumanos que decoran el exterior, y el magnífico fresco de la sala de conciertos, con escenas de la historia rumana.
Es una de las joyas de la ciudad. Esta pequeña iglesia ortodoxa es un excelente ejemplo del estilo arquitectónico del Renacimiento rumano.
Construida en 1724, a comienzos del siglo XX estaba tan deteriorada que incluso se llegó a pensar en su demolición. Sin embargo, el destino quiso que en vez de eso fuera remodelada, y gracias a eso hoy podemos disfrutar de sus decoraciones talladas en piedra y sus murales.
Además de ser conocida por su belleza, la iglesia es famosa por su coro, que se dedica a la música bizantina y ha llegado a hacer presentaciones en varias partes del mundo.
En el monasterio de Stavropoleos se guardan tesoros que fueron recuperados de muchas otras iglesias que sí fueron demolidas durante la época del comunismo.
¿Quieres conocer la cultura de Rumanía entera sin moverte de Bucarest? Pues dirígete al museo Satului. Este museo etnográfico al aire libre reúne en un predio de alrededor de 100 mil metros cuadrados ejemplos de construcciones de todas las regiones rumanas.
Pero el viaje no es solo a través del territorio rumano, sino también a través del tiempo, porque puedes ver construcciones que van desde la Edad Media hasta el siglo XIX.
Molinos, granjas, casas, iglesias… ¡este museo lo tiene todo! Sí, también más de 50 mil objetos cotidianos, como ropa, fotos, manuscritos y herramientas de trabajo.
Paseando por los verdes jardines entre las más de 300 construcciones no puedes sino sentirte transportado a la campiña rumana. Si estás interesado en aprender sobre las costumbres y el modo de vida del pueblo rumano a lo largo del tiempo, no puedes perdértelo. Tampoco si estás con niños. Esta visita guiada por lo mejor de Bucarest incluye la entrada ;)
Ubicado a solo 10 kilómetros de Bucarest, el palacio de Mogoşoaia se ha convertido en una de las excursiones favoritas de los viajeros que visitan la ciudad. Y no podemos decir que nos sorprenda, porque el paseo es realmente una delicia.
Empezaremos contándote que el palacio fue construido en 1698 por el príncipe Constantino Brâncoveanu, un personaje esencial en la historia rumana. Constantino, amante del arte y la arquitectura, es conocido como una de las figuras clave en el surgimiento del estilo arquitectónico del Renacimiento rumano (al que vimos que adscribía también el monasterio de Stavropoleos). Y el palacio de Mogosoaia es una de sus más grandes obras maestras.
Hoy el palacio es un centro cultural y museo de arte brancován. Alberga exposiciones en diez salas y es sede de conferencias y eventos culturales de lo más variados. Vale, pero ¿qué podrás ver en la visita? Los jardines de estilo inglés, una maravilla al borde de un lago; la iglesia de San Jorge, que guarda una pintura del príncipe Constantino; la capilla con su mausoleo real; la cocina; e incluso un curioso almacén de hielo, que conservaba los bloques de hielo del lago. Si prefieres hacer la visita con un guía, puedes reservar un tour que incluye la visita al monasterio de Snagov, fundado por el abuelo de Drácula.
Nuestra última recomendación para terminar de comprender la idiosincrasia local es que explores la huella que dejó el régimen comunista en la ciudad. La figura del líder Ceaușescu marcó a fuego la historia de Rumanía, y Bucarest no fue la excepción. Desde los detalles acerca de las demoliciones necesarias para construir el Parlamento Rumano hasta la historia de la loca idea de cambiar el curso del río Dambovita, hay mucho por descubrir en este aspecto en Bucarest.
Te recomendamos especialmente hacer un tour con un guía experto para sumergirte en este extraño y apasionante periodo. En este paseo un hombre que vivió su niñez durante la época de Ceaușescu te lleva a recorrer la ciudad junto a él y te brinda valiosa información de primerísima mano. Es una de las mejores actividades para hacer en Bucarest. ¡Para aprovechar!
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