Iglesia de la Madeleine

Muy cerca de la Plaza de la Concordia, uno de los extremos de la incomparable Campos Elíseos, se encuentra este templo de estilo neoclásico. Visto desde afuera parece más una construcción de la antigua Grecia que una iglesia del siglo XIX.

Llamativa historia

Una de las cosas que más sorprende acerca de la Madeleine es su enrevesada historia. Todo comenzó en 1757, cuando se encargó la construcción de una iglesia inspirada en la iglesia barroca de Los Inválidos. Las obras comenzaron en 1764, pero en 1777, después de la muerte del arquitecto a cargo, su sucesor decidió demoler lo construido hasta ese momento para construir un edificio al estilo del Panteón de Roma.

Para la llegada de la Revolución Francesa no se había pasado de la construcción de los cimientos y se decidió entonces que el edificio tendría un propósito diferente, aunque indefinido.

En 1806 Napoleón encargó la construcción del Temple de la Gloire de la Grande Armée, basado en el diseño de un templo antiguo. Nuevamente, todo lo realizado hasta ese momento fue destruido.

Con la inauguración, en 1808, del Arco del Triunfo, homenaje al ejército francés, el propósito de este nuevo templo quedaba desvirtuado. Tras la caída de Napoleón, el rey Luis XVIII decidió retomar la idea de la iglesia.

En 1842 se realizó, finalmente, la consagración del nuevo templo que, en la actualidad, es parte de un monasterio benedictino.

Visita la iglesia de la Madelaine

Al margen de su curiosa historia, el templo llama la atención por el contraste entre su imponente exterior y lo despojado de sus interiores. La decoración de la iglesia es sencilla y lo que más destaca es una bellísima escultura de María Magdalena rodeada por ángeles. Son también imperdibles los frescos de la cúpula y el órgano de tubos, considerado uno de los mejores de París.

Para llegar hasta el monumento puedes aprovechar el práctico autobús Hop On - Hop Off de la ciudad, que también te acercará a otros esenciales, como la Torre Eiffel, el Museo del Louvre o el Sagrado Corazón.

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