Wat Saket y el Monte Dorado

Wat Saket tiene un encanto particular: el de encontrarse en la cima de un pequeño monte artificial que le da una de las mejores vistas panorámicas de Bangkok. El templo es austero y, al igual que Wat Intharawihan, guarda en su interior reliquias de Buda traídas de Sri Lanka.

Fortuna en la desgracia

La historia del Wat Saket es toda una lección de vida. Resulta que el rey Rama III decidió, a comienzos del siglo XIX, construir un chedi (monumento religioso con forma de torre) de grandes dimensiones. Sin embargo, la construcción colapsó, ya que el suelo blando del lugar no pudo soportar el peso de la inmensa estructura. Los escombros del chedi, que contenían barro en su mezcla, fueron abandonados durante años y dieron lugar a un monte que los locales comenzaron a llamar phu khao.

Rama IV decidió reemprender el trabajo de su predecesor y mandó a construir un pequeño chedi sobre los restos del anterior, que ahora se asemejaban a una pequeña montaña natural, recubierta de vegetación. Para evitar nuevos derrumbes, la construcción fue rodeada por un muro de cemento. El gran chedi dorado terminó de cobrar su forma actual durante el siglo XX.

Grandes vistas

Lo más impresionante de la visita son las vistas que se tienen desde la cima del chedi, a la que se llega después de subir 318 escalones. La subida es dura, pero se hace en una hermosa escalera que abraza el edificio y gran parte del recorrido está rodeada de bella vegetación. Las espectaculares vistas sin duda ameritan el esfuerzo.

Festival

En noviembre, el Wat Saket es sede de una celebración religiosa en la que el chedi se cubre con un inmenso pañuelo rojo y se llena de visitantes que realizan una procesión con velas por sus escaleras. La imagen es imperdible. Los festejos incluyen juegos y puestos de comida, linternas de colores, banderas decorativas y un animado ambiente.