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La historia de Río de Janeiro nace en el año 1502 cuando el navegante portugués Gaspar de Lemos descubre lo que creían que era la desembocadura de un gran río, en el litoral brasileño. Fue un 1º de enero y por eso lo bautizaron "Río de janeiro" ("enero" en portugués).
Pero no fue hasta el año 1556 que los portugueses regresaron a esas tierras idílicas y paradisíacas, tal como las describen los primeros exploradores, y se encontraron con que otros europeos se habían asentado allí en busca del "paraíso perdido": los franceses, quienes además habían logrado establecer una buena relación con los nativos del lugar.
Ese mismo año, el portugués Estácio de Sá fue el responsable de la fundación de la ciudad de San Sebastián de Río de Janeiro, y un año después se encargó de la expulsión de los franceses que se habían asentado allí.
Durante los 100 años de gobierno de la familia Correia de Sá se realizó el descubrimiento de importantes yacimientos de oro en Mina Gerais, lo que convirtió a la ciudad de Río de Janeiro en uno de los puertos de intercambio con Europa más prósperos de América del sur.
A finales del siglo XVII los aborígenes de la etnia Tupinambá, quienes eran utilizados para trabajar en las minas, se fueron extinguiendo a causa de las enfermedades y la explotación a la que fueron sometidos. Debido a esto comenzaron a traer esclavos de África para hacer ese mismo trabajo.
En 1807, después de la invasión napoleónica a Portugal, la corte portuguesa se trasladó a Río de Janeiro, liderada por el príncipe Joao VI, quién permaneció allí incluso después de la caída de Napoleón en 1815. Río de Janeiro pasó a ser la capital del Reino Unido de Brasil, Portugal y las Algarves.
Después del regreso del ya rey Joao VI a Portugal en 1822, y ante la perspectiva de volver a convertirse en colonia portuguesa, Brasil consiguió su independencia con ayuda de Inglaterra, pero con emperador portugués, Dom Pedro I.
Durante los reinados de Dom Pedro I y su hijo, Pedro II, la ciudad creció a nivel comercial y urbanístico, con la construcción de palacios e iglesias, y sobre todo con la llegada del ferrocarril y la exportación de azúcar y café. En este momento también se produjo una gran afluencia de europeos a la región.
Brasil se convirtió en República en el año 1889, tras un golpe de estado y el derrocamiento de Pedro II. Con el acelerado crecimiento de la ciudad durante el siglo XX, también creció la brecha entre los ricos y los pobres, quienes comenzaron a asentarse en las colinas que rodean la ciudad, dando origen a lo que hoy son las favelas.
En 1945 y tras un golpe de estado fue derrocado el presidente Getulio Vargas, quien había llegado al poder en el año 1929. Vargas volvió a ser presidente en 1950 hasta su muerte, cuatro años después. En ese momento asume el poder Juscelino Kubitschek, quién en 1960 decide trasladar la capital del país a la ciudad de Brasilia.
En la década de los '80, impulsada por el turismo, Río de Janeiro vuelve a recuperar su esplendor. Los contrastes que ofrece siguen siendo un gran atractivo para viajeros de todo el mundo que llegan a la que alguna vez fue la flamante capital de Brasil.
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