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La Ciudad Maravillosa suele sorprender a sus visitantes con todo lo que tiene para ofrecer. Muchos viajeros comienzan a soñar su viaje entusiasmados con la idea de vivir el carnaval carioca en primera persona y dorarse en sus playas de arenas blancas. Pero pronto descubren que en Río hay mucho más que playa y carnaval.
A sus importantes monumentos coloniales y edificios de moderna arquitectura, se suman una agitada vida nocturnay la posibilidad de practicar deportes de aventura y senderismo. Y no olvidemos sus muchos cerros, que no solo ofrecen vistas de infarto de la ciudad, sino también la posibilidad de sumergirte en plena selva sin alejarte de la ciudad.
Sí, Río es tan fascinante como multifacética, y su esencia es tan deliciosa y efervescente que querrás beberla hasta la última gota durante tu viaje. Para que no tengas dudas acerca de qué visitas incluir en tu itinerario, te presentamos aquí 10 atractivos imperdibles de la ciudad, que te darán un panorama completo del espíritu carioca.
Y si después de conocerlos todos te quedas con ganas de más, no te pierdas nuestra lista de 20 cosas para ver y hacer en Río. Son el complemento perfecto a esta lista de esenciales.
Por supuesto, Río de Janeiro es sinónimo de playa, y una de las primeras cosas que querrás hacer en cuanto pises suelo carioca es ir a la playa más cercana a disfrutar del sol y del mar.
Sus dos kilómetros de costa y la suave arena blanca de Ipanema convierten a esta playa en una de las preferidas por locales y visitantes. Está organizada o dividida en postos (puestos de socorristas) y aunque se trata de la misma playa, cada Posto tiene su estilo particular y su propio tipo de visitantes. Entre las diferentes zonas, destaca, por ejemplo, el posto 8, conocido como la playa LGBTTQ. Otro posto popular es el posto 9, conocido por su “gente bonita”, que se dora al sol para dejarse ver. Hombres y mujeres con bronceados perfectos y cuerpos esculturales suelen frecuentar esta parte de la playa.
Leblon es una playa más tranquila, frecuentada principalmente por los residentes del barrio y por muy pocos viajeros, sobre todo porque en el barrio no hay demasiados hoteles. Es una playa familiar con una zona especial para niños pequeños, conocida como Baixo Bebê y ubicada cerca del Posto 12.
El Cristo Redentor del cerro Corcovado es, desde el 2007, una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno. La visita al monumento resulta emocionante, tanto por el volumen de la figura, como por el maravilloso paisaje natural que la rodea.
La escultura fue diseñada por el artista Carlos Oswal y realizada parcialmente en Francia por el arquitecto franco-polaco Paul Landowski.
Hay muchas formas de acceder a esta maravilla, pero sin duda la más popular y entretenida es con el Tren del Corcovado, que comienza en Cosme Velho y va hasta la cumbre del Cerro. Si bien a veces la cantidad de gente puede ser apabullante, te recomendamos que juntes coraje y enfrentes la espera: es un paseo imperdible de la visita a Río y una excelente oportunidad para magníficas fotos panorámicas.
El Cristo mide 30 metros de alto y pesa 1.200 toneladas. Se levanta sobre un pedestal de 8 metros de alto, justo en la cima del Cerro del Corcovado, a 710 metros sobre el nivel del mar, dentro del Parque Nacional de Tijuca.
El barrio de Santa Teresa, ubicado en las laderas de un morro, es el reducto de la intelectualidad y el arte de Río de Janeiro. Vivió su momento de mayor esplendor durante los primeros años del siglo XX, pero aún hoy conserva hermosas mansiones que vale la pena acercarse a conocer.
Entre Santa Teresa y el vecino barrio de Lapa se encuentra la mundialmente famosa Escalera de Selarón, obra del artista chileno Jorge Selarón. Está rodeada de bares y restaurantes tradicionales y tiene un ambiente de lo más animado. Se la conoce también con el nombre de Escalera de Santa Teresa, y se ha convertido en un símbolo de la creatividad y bohemia de un barrio vibrante, lleno de música y color. En la base de la escalera suelen congregarse muchos viajeros, pero no te preocupes: desde lo más alto aún es posible tomar excelentes fotografías.
Es uno de los barrios más alegres y animados de Río, que se ha ganado merecidamente su fama internacional. Su playa, en la que suena música a alto volumen y corren las caipiriñas hasta el atardecer, es la más concurrida de la ciudad y, probablemente, la más popular de todo Brasil.
Entre el océano y la gigantesca avenida Atlántica, se extiende un ondulante paseo marítimo en blanco y negroconocido como la Orla de Copacabana. Es obra del arquitecto y paisajista brasileño Roberto Burle Marx y resulta el lugar perfecto para tomarte la selfie que se convierta en prueba de tu visita a la ciudad.
La zona de Copacabana es conocida también por la gran cantidad de alojamientos, bares y restaurantes que alberga, algunos de los cuales se han convertido en verdadero patrimonio de la ciudad. El histórico hotel Copacabana Palace, por ejemplo, es un ícono indiscutido del esplendor de las décadas de 1940 y 1950; mientras que el Adela Pérola es uno de los más famosos bares patrimoniales de Río. No te pierdas ninguno de los dos, te encantarán.
El Parque Nacional da Tijuca, conocido más comúnmente como la Floresta da Tijuca, es un sorprendente espacio verde de plena selva tropical ubicado en el medio de la gran ciudad. Con sus casi 4.000 hectáreas de extensión, es el bosque urbano más grande del mundo.
Si eres amante del senderismo y el avistamiento de especies naturales, es el lugar perfecto para ti. En el paseo encontrarás senderos, cuevas y cascadas de una belleza natural sorprendente. Eso sí, dada su gran extensión, lo más recomendable es recorrerlo acompañado por un guía capacitado e ir preparado para una larga jornada al aire libre.
El funicular que lleva hasta las alturas del Cristo Redentor es otra de las perlas del lugar, pero de él te hablaremos en el próximo apartado. El parque se encuentra ubicado a pocos minutos del centro, entre Leblon y Sao Conrado, y es accesible por transporte público. ¿Qué más se puede pedir?
El famoso Cerro Pan de Azúcar se encuentra en el barrio de Urca, justo a la entrada de la Bahía de Guanabara. Es un espectacular pico monolítico de granito, prácticamente sin vegetación, que se alza directamente sobre el mar como parte de una península que se adentra en el Océano Atlántico.
Su cima se encuentra a 396 metros de altura y, si te animas a llegar hasta ella, te regalará una de las más maravillosas vistas panorámicas de Río.
El complejo turístico del cerro Pan de Azúcar está formado en realidad por dos morros o cerros, interconectados entre sí por dos tramos de teleférico que son independientes: el Pan de Azúcar y el morro de Urca. Las vistas son maravillosas desde los dos lugares.
Puedes llegar a pie hasta la estación del morro de Urca y tomar allí el teleférico hasta el Pan de Azúcar. La caminata es de nivel sencillo, toma alrededor de 40 minutos y resulta sumamente agradable. ¡Incluso puedes ver monos durante el camino!
Las favelas son una dura faceta de la realidad de Río. Existen aproximadamente unas 1.000 favelas en Río de Janeiro y la gran mayoría están instaladas en la cuesta de los cerros y morros. Actualmente un 20% de la población carioca vive en una favela, pero siguen siendo lugares desconocidos y lejanos para las personas que no viven allí.
Los tours por las favelas pretenden cambiar esa situación y muchas de las ideas preconcebidas acerca de las favelas y su gente. La idea de participar en tours por las favelas de Río de Janeiro puede suscitar emociones contradictorias, por problemas de inseguridad o por la sensación de estar invadiendo el espacio de sus habitantes. Sin embargo, lo cierto es que estas visitas ofrecen a la vez una nueva perspectiva, permiten colaborar con las comunidades (ya que casi todos los proyectos turísticos son organizados por los propios habitantes del lugar) y, de paso, conseguir panorámicas de la ciudad maravillosas y poco comunes.
Con casi 80 mil habitantes, Rocinha es la favela más grande de Río y, probablemente, el mejor lugar para entrar en contacto con esta cara de la ciudad.
El centro histórico de Río de Janeiro es uno de los barrios más importantes de la ciudad a nivel de patrimonio histórico. Aquí se concentran varias de las construcciones históricas y monumentos más destacados, que comparten espacio con altos y modernos edificios donde tienen sus oficinas muchas de las empresas más grandes de Brasil.
Lleno de agitación durante los días laborables, el centro de Río bulle de vida cuando por sus calles transitan sin descanso miles de trabajadores, vendedores, estudiantes, viajeros y otras personas que frecuentan sus bares, restaurantes, centros culturales y todo lo que la zona tiene para ofrecer.
Un recorrido por el centro histórico de Río puede empezar en la emblemática Plaza XV que es donde se encuentra el Palacio Imperial. Tampoco puede faltar un paseo por la plaza Cinelandia, que fue creada a inicios del siglo XX junto con la avenida Río Branco. En sus alrededores se encuentran los imponentes edificios del Teatro Municipal, la Biblioteca Nacional y el Museo Nacional de Bellas Artes.
Los fines de semana el centro histórico se transforma en un lugar silencioso y desértico. Es una zona principalmente comercial y de oficinas, pero tiene muy pocos residentes fijos.
Con 137 hectáreas y más de 9.000 especies de plantas nativas y exóticas, el Jardín Botánico de Río de Janeiro tiene muy bien ganado su lugar en esta lista. Es una de las visitas más agradables y completas que puedes hacer en la ciudad, porque no solo enamora con sus especies vegetales, sino que alberga también importantes edificios históricos. Entre ellos destacan la fachada de la antigua Real Academia de Bellas Artes y la Casa dos Pilões, que supo ser una de las dependencias de la Real Fábrica de Pólvora de la Ciudad.
Volviendo a la cuestión botánica, te interesará saber que el Jardín tiene un invernadero de plantas carnívoras, jardín japonés, sección del Amazonas e incluso un Jardín Sensorial, pensado especialmente para personas con limitaciones visuales.
Si buscas hacer la visita en paz y tranquilidad, acude al jardín entre semana, que es cuando la cantidad de visitantes es más baja. Ahora bien, si buscas ambiente animado y bullicio, visita el lugar durante el fin de semana, cuando se llena de familias locales en busca de esparcimiento.
Situado entre el centro histórico y Santa Teresa, el barrio de Lapa es la quintaesencia de la bohemia y la música de la ciudad.
Un pequeño recorrido por el barrio te permitirá observar cómo en él conviven multitudes de personas en total armonía, sin importar colores o clases sociales, todos unidos por el mismo espíritu bohemio, con ganas de disfrutar del arte, la música y la historia local.
Para comprender la esencia de Lapa es bueno saber algo sobre su historia. El barrio nació como un barrio familiar, incluso burgués, donde vivía parte de la sociedad acomodada de la Río colonial. Con la llegada del siglo XX, el barrio inicia su primera gran transformación: surgen los primeros locales nocturnos y se marcan las primeras diferencias con las zonas más conservadoras del Centro, por ejemplo. Luego de años de abandono, Lapa recuperó su impronta colorida a partir de la década de 1980 con la llegada del famoso club nocturno "Circo Voador" y nuevos bares y restaurantes.
¿Qué hacer hoy en Lapa? Disfrutar de la cultura local de primera mano, ya sea asistiendo a una de las famosas “rodas” de samba, probando el “chope gelado” (cerveza bien fría y bien tirada) o escuchando música en vivo. Es un lugar para disfrutar con los cinco sentidos.
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