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La Capilla Sixtina que conocemos actualmente nació de una remodelación de la Capilla Magna existente. La renovación fue encargada por el papa Sixto IV y se hizo entre 1477 y 1480. La decoración con frescos fue realizada por destacados artistas de la época, como Botticelli, Perugino, Signorelli, Ghirlandaio y Rosselli. Originalmente la bóveda fue pintada, entre 1481 y 1482, por Pier Matteo d'Amelia, con el tema de un cielo estrellado.
La realización de obras nuevas junto al edificio de la Capilla provocó daños tanto en la estructura como en la decoración, lo que llevó al papa Julio II a encargar a Miguel Ángel, en 1508, la redecoración de algunos sectores, incluyendo los lunetos y la bóveda.
En el siglo XVI los artistas Hendrick van den Broeck y Mateos de Lecce rehicieron los frescos de la entrada, que estaban dañados.
Todos los frescos y mármoles de la Capilla Sixtina fueron restaurados entre 1979 y 1999.
En el año 2012 se inauguró un nuevo sistema de iluminación que no solo permite apreciar mejor los detalles de las obras maestras que decoran la Capilla Sixtina sino que, además, no daña los delicados y antiguos pigmentos con que están pintadas.
La decoración realizada por Miguel Ángel, probablemente con asistencia de teólogos del Vaticano, fueron nueve historias centrales basadas en el Génesis, desde la creación de Adán, Noé y el Diluvio, los antepasados de Jesús y la salvación de Israel. La obra se completó con medallones con escenas del Libro de los Reyes y representaciones de los Profetas y las Sibilas.
Estas obras terminaron en 1512 y se inauguró oficialmente la Capilla el 1º de noviembre, Día de Todos los Santos.
En 1533 el papa Clemente VII encargó a Miguel Ángel otra modificación de la decoración, obra que realizó entre 1536 y 1541. El tema elegido fue el Juicio Universal, según el Apocalipsis de San Juan y el Evangelio de Mateo.
La figura central es Cristo, acompañado por la Virgen, rodeados por ángeles portadores de los símbolos de la Pasión y por Santos y Elegidos. Se puede reconocer, por sus atributos, a San Pedro, San Lorenzo, San Miguel, Santa Catalina de Alejandría y San Sebastián. La escena se completa con las figuras de los resucitados, ángeles y demonios en disputa, Caronte y el juez infernal Mirnos, estas últimas en una clara alusión a la Divina Comedia de Dante.
La Capilla Sixtina es uno de los absolutos imprescindibles del Vaticano. Por su gran riqueza artística e histórica, sin duda vale la pena recorrerla junto a un guía experto que te ayude a descubrir cada secreto y detalle de interés. Puedes apuntarte, por ejemplo, a una excursión al Vaticano en la que verás también las principales salas de los Museos Vaticanos y la Basílica de San Pedro, otra joya que no puedes perderte.
Lunes a Viernes de 10:00 a 16:45
Sábados de 10:00 a 14:45
Último domingo del mes de 9:00 a 13:45
Festivos de 10:00 a 13:45
Entrada general 16€ - usd 20,47 (incluida en la entrada general a Museos Vaticanos).
Entrada gratuita último domingo del mes de 9:00 a 12:30.
Ciudad del Vaticano (00120)
Metro línea A, estación Cipro u Ottaviano.
Autobuses 49 (para en la puerta), 32, 81, 492, 982 y 990.
Tram línea 19.
Desde el Centro Storico se puede llegar a pie, cruzando el Tíber por el Ponte Sant’Angelo.