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- 13 horas
- Español
- Cancela gratis
68,95 US$
Las Termas de Caracalla están situadas al sudeste de Roma. Eran un complejo de jardines y enormes edificios construidos en ladrillo que ocupaban alrededor de 11 hectáreas. Podían albergar hasta 1.600 personas a la vez. Se supone que cada día asistían a las Termas entre 6.000 y 8.000 personas.
La construcción de estos baños empezó en el año 212 DC, durante el reinado de Septimio Severo, y finalizó en el 216 DC, con su hijo, el emperador Marco Aurelio Antonio Bassiano, apodado Caracalla, quien las llamó Termas Antoninas.
Las primeras termas aparecieron en la Roma Antigua, en el siglo I, construidas por Agripa.
Durante la época del Imperio se construyeron en Roma más de 50 baños públicos. No sólo eran un lugar de higiene, sino también un sitio de encuentro, para socializar y relajarse.
El ritual del baño era un proceso largo que comenzaba con un baño caliente en la zona llamada caldarium, cubierta por una cúpula. Luego se pasaba al tepidarium, de agua templada, y al frigidarium, un baño de agua fría. Se finalizaba en el natatio, una piscina de natación abierta.
Además de los baños, en muchas termas, como la de Caracalla, había biblioteca, espacio para ejercitación, jardines para relajarse, galerías de arte y hasta lugares para comer.
Otras termas famosas fueron las de Nerón, Tito y Trajano. Las últimas termas construidas en Roma fueron las de Diocleciano, de mayor tamaño que las de Caracalla, pero no tan suntuosas.
Las termas basaban su funcionamiento en un complejo sistema de abastecimiento de agua. En el caso de las Termas de Caracalla, el agua provenía del acueducto Acqua Marcia.
Debajo del edificio principal del complejo había dos niveles. Por el primer nivel pasaban las tuberías de abastecimiento de agua y también estaban los hornos de leña que se usaban para calentar tanto el agua como el piso y las paredes del caldarium. En el segundo nivel estaban los drenajes.
Fueron unas de las más famosas del Imperio por el lujo de su decoración.
La planta del edificio, que se conserva en perfecto estado, era similar a la del Templo de Trajano. Para darnos una idea del tamaño imponente del complejo, basta con mirar las estructuras aún en pie, que miden más de 30 metros de alto.
Las piletas y asientos eran de mármol, las paredes y pisos estaban cubiertos por mosaicos. En los jardines había fuentes y estatuas y hasta pequeños templos donde rendir culto a las divinidades.
Las Termas de Caracalla funcionaron ininterrumpidamente durante 300 años. En el 537 las tribus bárbaras que invadieron Roma destruyeron casi todos los acueductos de la ciudad y los baños quedaron sin abastecimiento de agua. Además sufrieron el saqueo de las obras de arte y valiosos materiales usados para su construcción.
A pesar del saqueo al que fueron sometidas, las termas de Caracalla siguen siendo un lugar fascinante, que recuerda una de las épocas más gloriosas del imperio. Si puedes, te recomendamos visitarlas junto a un guía experto que pueda revelarte cada detalle de interés mientras estás en el lugar, para que se te pase nada por alto.
Por ejemplo, puedes apuntarte a esta excursión, que incluye además la visita al Circo Máximo, el más grande de la Antigua Roma:
Lunes a Sábados: 9:00 a 18:15
Domingos cerrado.
Adultos: 6€ - Usd 6,65
Ciudadanos de la UE entre 18 y 24 años: 3€ - Usd 3,32
Viale delle Terme di Caracalla, 52
Autobús líneas 62, 23, 271, 280 y 982, parada Piazza Pia. Línea 40. Línea 34 parada Via di Porta Castello. Líneas 49, 87, 926 y 990 parada Via Creszencio. Líneas 46 y 64, parada Santo Spirito.
Metro Línea A, estación Ottaviano-San Pietro ó estación Lepanto.