Entrada a la ciudadela de Machu Picchu y subida a Huayna Picchu
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¿Estás buscando razones para visitar Cusco? Aquí te presentamos algunas de ellas, en la forma de diez lugares imprescindibles que puedes visitar en la ciudad y sus alrededores. Porque Cusco no solo es excepcional por su belleza, sino también por ser el trampolín perfecto para descubrir muchos otros lugares de interés de la zona, como la majestuosa Machu Picchu, el Valle Sagrado de los Incas o Vinicunca, la Montaña Arcoíris.
Pero dejemos que esta tierra llena de magia e historia se presente a sí misma y vayamos a conocer los diez mejores lugares para visitar cuando estés en la antigua capital del Imperio incaico.
Y si después de leerlos te convences de que es tu destino ideal y quieres saber qué más puedes hacer en ella, échale también un vistazo a nuestras 25 cosas para ver y hacer en Cusco. Ahora sí, ¡comencemos!
La Plaza de Armas es, por varias razones, el corazón de Cusco. Antiguamente, fue un pantano que los incas secaron para transformarlo en un centro administrativo, religioso y cultural. En él celebraban las victorias del ejército y todo tipo de ceremonias. Después de la conquista española, sobre las ruinas de los palacios incas se construyó una plaza en la que se levantaron mansiones e iglesias.
Este punto del centro histórico es famoso también por haber sido el lugar de ejecución de Tupac Amaru, líder de la mayor rebelión anticolonial y varios otros héroes de la independencia del Perú.
Como verás, sobran los motivos de interés histórico y cultural para visitar la Plaza de Armas. Pero hoy tienes también otras razones para acercarte hasta ella, ya que está rodeada de tiendas, bares, y restaurantes. Siéntate en alguno de ellos a disfrutar del ambiente después de haber visitado la Catedral del Cusco y la Iglesia de la Compañía de Jesús. Las dos te sorprenderán con sus encantadores detalles barrocos.
Y si quieres visitar este y otros esenciales de Cusco junto a un guía experto, puedes apuntarte a un tour por el centro histórico y las cuatro ruinas incas.
A 2.430 metros sobre el nivel del mar aparece, imponente, esta ciudad perdida de los incas, llamada Machu Picchu o, en la lengua quechua, “de la vieja montaña”. Situada a poco más de 100 kilómetros de Cusco, esta antigua urbe es considerada una de las 7 Nuevas Maravillas del Mundo. Es difícil imaginar cómo pudieron los pueblos originarios levantar semejante maravilla entre la selva y las sierras.
Para visitar Machu Picchu hay que organizarse bien y reservar con antelación, porque el cupo es limitado. Hay muchas formas de llegar hasta ella. Tal vez la más fantástica sea haciendo los 40 kilómetros del Camino del Inca, andando a través de senderos con escalones de piedra antiquísimos a través de valles, montañas y paisajes de ensueño.
También puedes simplificar la travesía reservando una excursión desde Cusco que te llevará hasta allí por una de las rutas de tren más bonitas del mundo entero.
No se sabe por cuánto tiempo la ciudad permaneció oculta entre la maleza y las montañas desde que fue abandonada por sus habitantes originales. Lo cierto es que fue descubierta en 1911 por el explorador Hiram Bingham.
¿Has escuchado hablar de Inti? El dios del Sol era la principal divinidad de los incas, que lo consideraban fuente de riqueza, rey del cielo, de las plantas y del universo. Y Qorikancha fue ni más ni menos que el templo por excelencia del culto al dios Sol. En época incaica, sus salones estaban recubiertos por láminas de oro y se dice que todo el templo refulgía como una inmensa joya bajo la luz del sol. Qorikancha significa, de hecho, “Templo de Oro”.
La construcción ya no tiene su recubrimiento dorado, pero incluso hoy es emocionante caminar por sus subtemplos, recintos y jardines construidos con grandes bloques de piedra.
Pero el templo de Qorikancha no es solo un buen lugar para imaginar la grandiosidad del Imperio inca. También es un sitio perfecto para seguir observando la fusión del estilo incaico tradicional con el estilo colonial, ya que sobre la parte superior del templo se levanta hoy el convento de Santo Domingo.
El lugar tiene una audioguía muy recomendable para ir descubriendo el significado de cada espacio o imagen a la que te acercas.
Sobre la calle Hatun Rumiyoq, en el corazón de la ciudad de Cusco, encontrarás esta magnífica piedra, famosa por su gran acabado. La roca tallada tiene nada menos que doce ángulos con los que se ajusta de manera perfecta a las piedras que la rodean. El calce es tan exacto, ¡que entre las uniones no cabe ni tan siquiera una aguja!
Es el punto más conocido de los llamados muros incas, situados en la parte baja de las edificaciones españolas. En este caso, se encuentra puntualmente en la base del palacio Arzobispal. Esto significa que cuando vayas a tomarte tu foto de rigor junto a ella, podrás seguir observando el interesante contraste entre lo inca y lo español.
La Piedra de los doce ángulos, una diorita verde de aproximadamente 6 toneladas, está considerada Patrimonio Cultural de la Nación del Perú y formó parte de la residencia del Inca Roca, sexto soberano del reino de Cusco. Ahora ya sabes por qué una “simple roca” es uno de los atractivos imprescindibles de la ciudad.
El Valle Sagrado es uno de esos lugares que dejan una huella en ti. Los incas lo apreciaban por sus especiales cualidades geográficas y climáticas, que supieron aprovechar creando un sistema de terrazas para el cultivo del maíz y transformándolo en uno de sus principales puntos de producción.
Lo encontrarás a 15 kilómetros de Cusco y si lo recorres podrás llegar a ver los varios ríos que lo atraviesan, yacimientos arqueológicos de los antiguos incas, hermosos pueblos coloniales y paisajes naturales que te dejarán boquiabierto.
En una excursión al Valle Sagrado podrás conocer el parque arqueológico de Pisac, que preserva las ruinas de una hacienda real incaica; la ciudad de Ollantaytambo, con sus magníficas terrazas de piedra, y hasta un centro textil con tejidos tradicionales del Cusco. Hay un sinfín de lugares para descubrir dentro de este valle. ¡No te los pierdas!
En los alrededores de Cusco existen cuatro ruinas incaicas que no puedes dejar de conocer.
La fortaleza Sacsayhuamán se encuentran a 40 minutos hacia el norte del centro histórico de Cusco. En ella encontrarás imponentes muros, intrincadas escaleras y maravillosas puertas, todos de piedra.
En Tambomachay, podrás descubrir un sistema hidráulico inca formado por fuentes, canales y acueductos. Era un centro de culto al agua que aún hoy sigue sorprendiendo por la perfección de su ingeniería.
A poco tiempo podrás encontrarte con Puca Pucara, también conocida como la Fortaleza Roja. Sus ruinas dejan ver las murallas de una antigua fortaleza.
Kenko, por último, fue otro centro ritual con un atractivo anfiteatro de forma semicircular y galerías subterráneas.
Visita las cuatro ruinas incas en compañía de un guía experto para no perderte detalle: hay mucho para ver y descubrir en ellas.
Pasear por las empinadas y estrechas calles adoquinadas del Barrio de San Blas es uno de los grandes placeres que depara la ciudad de Cusco. Podrás disfrutar de las antiguas casas coloniales y también entrar a alguno de los talleres artesanales y tiendas para comparar algún recuerdo original.
Como el barrio se encuentra en la parte alta de la ciudad, ofrece además una excelente vista panorámica. La iglesia de San Blas es uno de sus rincones más interesantes. Fue construida sobre un templo inca y vale la pena conocerla por su fabuloso púlpito de madera tallada.
Durante la noche las calles del barrio vibran con un ambiente especial. Siéntate en algún bar repleto de turistas y lugareños a disfrutar de un buen pisco: será uno de tus mejores recuerdos de San Blas.
Aproximadamente a media hora de la ciudad de Cusco, se encuentran las ruinas de Tipón, donde podrás adentrarte en las prácticas agrícolas de los incas. Allí se conservan fabulosas terrazas y almacenes en los que se guardaban las cosechas. Las ruinas también muestran rastros del culto al agua son espectaculares sistemas de riego que la recogen y la hacen descender desde las cimas.
Pikillacta, por su parte, es perfecta para conocer las culturas preincaicas. Si te interesa sumergirte en el pasado más remoto de la región, no puedes dejar de visitarla. Situada a unos 30 kilómetros al sureste de Cusco, conserva las ruinas de un centro administrativo y religioso de la cultura wari, anterior a la inca, perfectamente diseñado y planificado. La maravilla y el misterio son parte del atractivo de esta ciudad, porque no hay información acerca de cuándo ni por qué fue abandonada.
Puedes visitar las dos ciudades en el mismo día contratando una excursión guiada y adentrarte en este y otros misterios de la mano de un guía experto.
Son otras dos joyas de los alrededores de Cusco que puedes visitar en el día con una práctica excursión.
Maras está a 3.300 metros sobre el nivel del mar y es un pequeño pueblo que ha quedado prácticamente aislado del mundo. Las salineras de Maras son muy conocidas por su sinfín de piscinas o pozos pequeños que se llenan con agua salada proveniente de un manantial natural. Los pozos forman un increíble paisaje de parches coloridos que se extienden hasta donde llega la vista.
La maravilla de Moray, también aislada y detenida en el tiempo, está en sus anillos concéntricos, que parecen formar un anfiteatro. En realidad, en Moray no se representaba ninguna obra teatral, sino que se realizaban verdaderos experimentos agrícolas. Como las terrazas están a diferentes alturas, producen varios microclimas (¡se han logrado veinte tipos diferentes!) con distintos grados de humedad y temperatura. ¡Un verdadero laboratorio a cielo abierto!
El último punto de nuestra lista es tan atractivo como el primero (¡o cualquiera de los otros, en verdad!). Vinicunca es también llamada la Montaña Arcoíris. Seguramente no te resultará difícil adivinar por qué. La combinación de diferentes minerales hace de este lugar un estallido de colores que parecen haber salido de la paleta de un artista consagrado.
La Montaña de los Siete Colores está ubicada a 5.000 metros de altura en la Cordillera de los Andes. La mejor época para disfrutarla es entre junio y agosto, cuando el clima está seco y sus colores se ven con la mayor intensidad.
Para llegar hasta ella hay que tomar impulso, porque el camino es algo exigente y llegar hasta el mirador requiere de una caminata de varias horas. Nada que no pueda solucionarse con algo de buen estado, paciencia, hojas de coca para ganarle a las alturas y un buen abrigo: en altura hace frío.
Puedes hacer el ascenso en compañía de un guía experto contratando una excursión guiada con los traslados desde Cusco. Es la forma más sencilla de vivir esta increíble experiencia.
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