Tour por los jardines de San Petersburgo
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15,91 US$
San Petersburgo, como Venecia, es una ciudad donde los puentes y canales dominan el paisaje. Son 40 las islas que forman la ciudad, cruzada por más de 60 ríos y canales. Para conectar las islas entre sí se han levantado, a través de los siglos, casi 500 puentes. En tus caminatas por la ciudad cruzarás varios de ellos cada día.
Para conocer los puentes más bellos de San Petersburgo y sus historias y leyendas, te recomendamos hacer un crucero por el Neva. El paseo en barco te dará, también, una perspectiva diferente de los principales edificios y monumentos de la ciudad.
Los iluminados puentes de San Petersburgo se levantan durante la noche, en verano, para permitir el paso de las embarcaciones. Este es un espectáculo especial e incomparable al que mucha gente asiste en las Noches Blancas. Podrás disfrutarlo aún más si haces un crucero nocturno por el Neva.
Cada uno de los puentes tiene su particularidad, ya sea por su estilo, decoración, o historia.
Es el puente de granito más antiguo de San Petersburgo. Fue construido entre 1763 y 1766, en el reinado de Catalina II, sobre el pequeño Canal de Invierno, afluente del Neva. Originalmente se construyó de ladrillo y piedra caliza, revestido en granito. A pesar de que fue reconstruido en concreto en 1934, se conservó el revestimiento original. Une el Teatro del Hermitage con el Museo Hermitage
Con 1,85 metros de ancho, es el puente peatonal más angosto de la ciudad y también el más famoso. Fue construido entre 1825 y 1826. Se trata, además, de una obra de arte de la ingeniería. El pequeño puente suspendido tiene suelo de madera, para hacerlo más liviano. Está decorado con enormes figuras de grifos (leones alados) de alas doradas de cuyas bocas salen los tensores de hierro que sostienen el puente, y sobre cuyas cabezas se apoyan las lámparas que lo iluminan.
Está sobre el río Moika y es el más ancho de la ciudad, con 97,30 metros, tanto como la Plaza San Isaac, que está junto al puente. El primer puente, de hierro, fue construido en 1818 y medía 41 metros de ancho. Se amplió al ancho actual entre 1842 y 1844.
En el siglo XIX comenzó una tradición de pintar los puentes sobre el Moika en distintos colores, y nombrarlos a partir de su color. Así es como, además del Puente Azul, sobre el Moika están los puentes Rojo, Verde y Amarillo, los únicos de colores que sobrevivieron al paso del tiempo.
Otros puentes que no puedes perderte son:
La zona del malecón del Neva que va del Puente de la Trinidad al Puente del Palacio recibe el nombre de Malecón del Palacio. Es uno de los lugares icónicos de la ciudad e ideal para un paseo a orilla del río. Podrás ver los muelles de granito que se extienden a lo largo de más de dos kilómetros y los palacios, edificios y monumentos que se levantan en ambas márgenes del río.
El Malecón del Palacio comienza en el edificio del Senado y termina en el Palacio de Verano de Pedro I. En el recorrido verás también la Catedral de San Isaac, la Plaza del Senado y el famoso Jinete de Bronce, el Palacio de Invierno, el Campo de Marte, el Hermitage y el Palacio de Mármol.
Si quieres ver los puentes de la ciudad desde una perspectiva única, te recomendamos hacer un crucero por sus canales. Con nuestro paseo verás algunas de las imágenes más bonitas de la ciudad y vivirás la magnífica experiencia de pasar bajo sus puentes. Será un momento mágico.