Alaior

Los diversos restos arqueológicos hallados en el municipio de Alaior muestran la antigüedad de la ocupación de esta zona de Menorca. Es un indicador clave de su localización estratégica respecto al conjunto de Menorca, de su entorno natural y logístico en relación a otras zonas.

Parece que el origen del nombre es prerromano. La forma en que aparece escrito por primera vez en el siglo XIII es Ihalor, que hace referencia a la colina sobre la cual está construido. En esa misma fecha fijan los historiadores su fundación por orden del rey de Mallorca Jaume II.

Tradicionalmente es un pueblo agrícola y ganadero, aunque en la actualidad su producto se centra en el calzado artesanal, el queso y diversos servicios –en Alaior se encuentra la única sede de la Universidad de las Islas Baleares (UIB) de Menorca–.

Qué ver

• Casco antiguo sin amurallar por el que podemos pasear entre sus callejuelas y donde encontraremos los edificios más significativos.
   
• Iglesia de Santa Eulàlia, patrona de la ciudad hoy en día, y de San Diego, donde encontramos el conocido claustro Pati de Sa Lluna.
   
• Escuela des Ramal, hoy en día Centro Internacional de Arte y Grabado de Menorca, y también el Ayuntamiento o la sede de la Universidad de las Islas Baleares (UIB).
   
• Restos arqueológicos ubicados fuera del pueblo pero en el mismo municipio, como Torre d'en Galmés, el poblado talayótico más extenso de Menorca, Torralba d'en Salort, la tabla o taula más llamativa y la necrópolis de Cales Coves, con más de un centenar de cuevas funerarias.
   
• Playa de Son Bou, el arenal con mayor longitud de la isla y Cala en Porter, en cuyo acantilado se puede visitar la Cova d'en Xoroi.

Fiestas de Alaior

Las fiestas de Alaior se celebran el primer fin de semana de agosto en honor a San Lorenzo. Quien se anime a ellas, encontrará el típico jaleo con caballos y una multitud de gente que se acerca a las fiestas por el buen ambiente que se genera en ellas.

Destacan el blanco y el negro como colores de la vestimenta de jinetes y caballos y la pomada como bebida tradicional e imprescindible de la fiesta. Al jaleo le sigue una verbena que dura horas y en la que la gente no para de bailar y cantar.