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Binibeca Vell es uno de los reclamos turísticos de la isla, un pueblo pesquero típico del Mediterráneo. Callejuelas laberínticas, casitas blancas y pequeñas. Si te dejas caer por allí, asegúrate de llevar contigo la cámara de fotos.
Fue construido en 1972 a la imitación de las antiguas casas de pescadores. Aunque puede dar la impresión de que se trata de un decorado o de un parque temático, lo cierto es que muchas de sus casas están habitadas.
La iglesia, la plaza Mayor y el paseo marítimo fueron algunas de las primeras construcciones del pueblo. Son de postal, como el pequeño embarcadero, que también es entrañable.
De todas maneras, lo que de verdad merece la pena es perderse entre las callejuelas siguiendo la luz que se filtra entre las casas blancas.
Puede que en agosto sea un lugar concurrido, pero tal y como señalan algunas fachadas de este pueblito, se pide silencio. Y, en general, suele respetarse. Por eso el paseo es relajado y silencioso.
La playa nunca está de más en los planes turísticos por la isla. Si quieres disfrutarla, la playa de Binibeca es de arena fina y aguas transparentes. Como ocurre en muchas de las playas del sur de la isla, está rodeada por un pinar donde podemos protegernos del sol.
Además de la playa de Binibeca, en sus alrededores encontrarás calas como Binisafuller, Binisafua, o Binidalí.
Coche: desde Mahón, en dirección a Sant Lluís y seguir los carteles a Binibeca Vell (también Binibèquer); desde Ciutadella, primero en dirección Mahón y después tomamos la carretera de Sant Lluís.
Autobús: línea L93 Mahón–Sant Lluís–Binibeca (solo circula de mayo a octubre).
