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La Capilla de Sansevero es un museo privado ubicado en el corazón de Nápoles, muy cerca de la iglesia de Gesù Nuovo o la Basílica de Santa Clara. Tal vez hayas oído hablar de su Cristo Velado, una escultura maravillosa que sorprende por su grado de detalle. Pero hay muchos otros motivos para visitar esta capilla y quedar fascinado con ella. Te los contamos.
Los orígenes de la capilla no están del todo claros. Hay varios mitos y leyendas a su alrededor. Uno de ellos vincula el lugar de construcción de la capilla con un templo dedicado a la diosa Isis. Otro, habla sobre un hombre arrestado injustamente que presenció un milagro frente al palacio de Sansevero y, después de que se probara su inocencia, se dedicó a restaurar la imagen de la Pietà que adornaba su muro.
Finalmente, las últimas investigaciones señalan que el asesinato de María D’Avalos y su amante, Fabrizio Carafa, habría dado lugar a la construcción de la capilla por parte de la madre del joven.
Lo cierto es que las obras comenzaron en 1593 y que en 1613 fue ampliada y remodelada por Alessandro di Sangro, príncipe de Sansevero, para convertirla en mausoleo para su familia.
Las sorprendentes obras que se encuentran en el interior de la capilla fueron ideadas y encargadas a los más capaces artistas y artesanos por este fascinante personaje.
Si creías que solo el Cristo Velado valía la pena en Sansevero, déjanos sacarte de tu error. Hay por lo menos una decena de razones para visitar la capilla, que es a la vez un museo, un mausoleo y un templo de iniciación masónica. Aquí las esenciales:
Es una escultura realizada por Giuseppe Sanmartino, maestro escultor italiano, que representa una imagen de Cristo muerto, yaciendo bajo un velo. La perfección de la imagen es tal, que está considerada una de las obras maestras de la escultura más grandes de todos los tiempos. Fue creada en 1753 y desde entonces ha despertado el asombro de miles de visitantes que se acercan a la capilla solo para verla. Advertencia: ve preparado para grabar su imagen a fuego en tu mente cuando estés allí, porque en la capilla no está permitido tomar fotografías. Ya estás sobre aviso.
Cuenta una leyenda, que el velo no fue esculpido en mármol, sino que el alquimista Raimondo di Sangro, quien encargó la escultura, fue el verdadero artífice del velo. Se dice que el príncipe de Sansevero usó técnicas de alquimia para transmutar una tela verdadera en piedra.
No tan conocidas como el Cristo Velado, las Máquinas anatómicas de la capilla son tan sorprendentes como él, aunque tal vez un poco más escalofriantes. En el subsuelo de la capilla hay dos esqueletos humanos, de un hombre y una mujer, que muestran el sistema circulatorio perfectamente conservado, así como parte de sus vísceras.
Se sabe que las particulares esculturas fueron realizadas por un médico de Palermo pero los especialistas aún no logan descifrar las técnicas utilizadas, hace más de dos siglos, para lograr tan excelente conservación.
Además de estas obras, la capilla está llena de esculturas y pinturas de gran calidad. Entre ellas destacan la Modestia, una escultura dedicada a la madre de Raimondo di Sangro, y la Desilusión, una obra que representa al padre del príncipe, el duque de Torremaggiore. Las dos obras maestras permiten reconstruir la dura historia de la familia: la madre de Raimondo murió cuando tenía tan solo 23 años y su padre llevó una vida de lujos y excesos hasta que encontró la paz dentro de un monasterio.
Todos los días de 09:00 a 19:00 h excepto los martes, cerrado.
Último acceso: 18:30 h.
Entrada general: 8 €
Niños y jóvenes de 10 a 25 años: 5
Menores de 10 años: gratis
Via F. De Sanctis, junto a la Piazza San Domenico Maggiore
Autobús: línea 154 bajar en Marchese Campodisola; línea 151 bajar en Nuova Marina.
Metro: línea 1 estación Dante o Universidad; línea 2 estación Cavour.