Excursión a Capri y Anacapri con almuerzo
- 9 horas
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Muchas son las dudas que pueden surgir al momento de imaginar un viaje a Nápoles con niños: ¿es una buena idea? ¿La ciudad es tan peligrosa como dicen? ¿Tendrán con qué entretenerse los peques? Pues aquí estamos para despejar todas esas dudas y animarte a que emprendas la aventura por tierra napolitana con tus peques: ¡no te arrepentirás!
La pregunta sobre el tema de la seguridad en Nápoles surge en muchos viajeros, no solo los que viajan con niños. Pero lo cierto es que, teniendo algunas precauciones, como no moverse de noche por las zonas más alejadas del centro y prestar atención a las pertenencias personales en las estaciones más concurridas, no tendrías que tener de qué preocuparte.
A la hora de viajar, decídete por los radiotaxis, el transporte público o los servicios de traslados de los hoteles para evitar posibles estafas con los taxistas.
Por último, con lo que sí debes tener mucho cuidado en Nápoles es con el tráfico. Lleva a los niños pequeños siempre de la mano y presta atención extra al momento de cruzar la calle. Los coches y las motocicletas se mueven a altas velocidades y pasan demasiado cerca de los peatones. No te fíes demasiado de los pasos de cebra ni de los semáforos: no siempre se respetan.
La primavera y el otoño son momentos fabulosos para viajar con niños a Nápoles. El clima es moderado y podrán disfrutar del día y hacer las excursiones con tranquilidad. Durante el verano las temperaturas no suelen ser demasiado altas (la temperatura media en agosto es de 30 ºC), pero algunas excursiones, como la de Pompeya, pueden ser muy pesadas para hacerlas al rayo del sol.
En invierno, los días son cortos (a las 16:30 h empieza a anochecer en los días más cortos del año) pero la ciudad tiene su encanto con todos los pesebres adornando las iglesias y la calle San Gregorio Armeno en su máximo esplendor.
La forma más usual de llegar a Nápoles es en avión. Te recomendamos utilizar nuestro buscador de vuelos baratos para encontrar buenos precios en los pasajes de toda la familia.
Una vez en el aeropuerto, puedes usar el Alibus para llegar al centro, pero no siempre te dejará cerca del hotel, ya que tiene pocas paradas. El precio del Alibus es de 5 €. Los menores de 6 años no pagan si no ocupan asiento. Muchos alojamientos en Nápoles ofrecen servicio de recogida por el aeropuerto por alrededor de 15 €, y un taxi te costará 18 € hasta el centro histórico. Si viajas en familia y con valijas, es probable que lo más conveniente sea usar alguno de estos medios.
Nápoles tiene una buena oferta de alojamiento. La pregunta principal es en qué zona de la ciudad alojarse, ya que son todas muy distintas. Si tienes pensado conocer los atractivos del centro, es una buena idea alojarte en el centro histórico. Podréis moveros a pie para llegar a las principales atracciones y el día de Pompeya sencillamente tendréis que tomar un autobús o el metro hasta la estación de tren.
Por otra parte, si vas en época de buen tiempo, puede ser una buena idea alojarse en el Paseo del Mar, desde Chiaia a Posillipo. Son lugares más tranquilos, sin tanto ruido ni tráfico, y con preciosas vistas al mar. Los peques podrán disfrutar de paseos junto al mar e incluso bajar a la playita de la Rotonda Díaz. Los precios son más altos en esta zona que en el centro.
Por último, una zona que no es recomendable para alojarse con peques es la de la Estación Central. Puede que los precios sean tentadores, pero el ambiente no es agradable ni distendido. Mejor evitarlo.
¡De todo! Tus peques jamás se aburrirán en Nápoles. Para empezar, es la ciudad donde nació la pizza, así que tendrán por fin una excusa de tipo histórico-cultural para darle rienda suelta a sus ganas de atiborrarse con este platillo que, seguramente, es uno de sus favoritos. Por otra parte, Nápoles tiene maravillosos parques y propuestas al aire libre de las que disfrutarán, y su clásico, es decir, la obligada visita a Pompeya, es ATP. ¿Listos para conocer lo mejor de Nápoles en familia? ¡Aquí vamos!
El yacimiento arqueológico de Pompeya, uno de los más importantes y visitados del mundo, fascina a adultos y niños por igual. Es una excelente idea contarles a los peques la historia de Pompeya y el Vesubio antes de visitar las ruinas. Charlar con ellos acerca de la forma de vida de los romanos, relatarles lo que sucedió en Pompeya y hablar acerca de la historia del descubrimiento de las ruinas. Toda esta información les servirá para entusiasmarse con lo que verán.
Una de las cosas que más disfrutan los peques en Pompeya es simplemente caminar por sus calles empedradas. Las aceras están elevadas y hay tocones que comunican unas con otras. ¡No será raro que jueguen a subir y bajar de ellos!
Las antiguas panaderías y casas de comida de la ciudad también suelen llamar su atención. Si les das tiempo para disfrutarlas, seguramente improvisarán algún juego de venta de comida al paso en la Antigua Roma.
No olvides llevar una botella al sitio arqueológico. Podréis recargarla en las canillas que encontrarás dentro del lugar. Incluso a los peques les resultará divertido hacerlo ellos mismos, ya que se encuentran instaladas en las mismas antiguas fuentes que surtían de agua a los ciudadanos hace dos mil años.
La duda: ¿solo Pompeya, solo Herculano o las dos? Pues bien, a la hora de viajar con niños, el dilema se simplifica bastante. Creemos que, para visitar los dos sitios, lo más práctico es hacerlo en el mismo día, y para los niños eso puede ser fatal. La excursión se haría demasiado larga. Y si tienes que elegir un solo yacimiento, Pompeya es el indicado por su tamaño y la variedad de piezas.
Precio
Entrada general: 15 €
Menores de 18 años: gratis
Una de las excursiones que más disfrutarán tus peques será, sin duda, el ascenso al Vesubio. Por lo general a los niños suele fascinarles todo lo relacionado con la naturaleza, y tener la oportunidad de asomarse al cráter de un volcán no es algo que puedan hacer todos los días ¡y menos todavía a uno tan famoso!
El ascenso no es difícil porque pueden ir deteniéndose para disfrutar de las espléndidas vistas de la bahía de Nápoles y la ciudad a sus pies. Los niños más pequeños, de 3 o 4 años, probablemente pidan que los carguen en algún momento. Prepárate para hacerlo y olvida la idea de un cochecito: el suelo es totalmente pedregoso y sería imposible avanzar con un carro por allí. Todo el recorrido, de ascenso y descenso, puede ocuparte una hora y media en total, y los niños mayores de 6 años seguramente podrán hacerlo con facilidad por su cuenta.
A lo largo del camino encontraréis algunos puestos de recuerdos que venden, entre otras cosas, unas bonitas colecciones de piedras de la zona. Los niños más amantes de las ciencias naturales seguramente querrán hacerse con una de ellas. Consejo: averiguad precios durante el ascenso y haced la compra al regresar. Podréis ahorraros algunos euros ¡y evitaréis estar llevando la caja con vosotros durante la parte más pesada del viaje!
Lo mejor es hacer la excursión en el mismo día que Pompeya. Si llegáis al sitio arqueológico temprano, podréis disponer de un tiempo para almorzar y después emprender el ascenso al volcán. ¿De qué manera? El autobús público que parte desde la terminal de autobuses y para también frente a la estación de tren de Pompeya es una buena forma. El trayecto toma 50 minutos. Solo asegúrate de averiguar los horarios de regreso para estar de vuelta en la base del volcán antes de que parta el último autobús.
Precio
Entrada al Parque Nacional: 10 € (menores de 1,20 m de altura no pagan)
Ticket autobús: 2,70 € (menores de 6 años, gratis)
El Lungomare es un hermoso paseo costero, considerado por muchos uno de los más bonitos del mundo. Ofrece maravillosas vistas de la bahía napolitana y la ciudad, y de las colinas del Vomero y de Posillipo.
Podéis caminar por allí y, en algunos segmentos, descender a las pequeñas playitas. No son muchas, porque la mayor parte del recorrido solo los arrecifes artificiales separan el camino del mar, pero a altura de la Rotonda Díaz, por ejemplo, encontraréis algunas donde sacaros las ganas de tocar la arena.
Para finalizar el paseo, nada mejor que una visita al Castillo del Huevo. A los peques les entusiasmará conocer el castillo más antiguo de la ciudad. Es gratis, tiene numerosas terrazas con bonitas vistas y ascensor para hacer fácil la subida: ¿qué más se puede pedir?
¡Este plan no puede escaparse de tu itinerario! Si quieres darle un tinte más histórico, puedes llevarlos a la pizzería que se jacta de ser el lugar de nacimiento de la pizza Margarita: Brandi. ¡Incluso tiene una placa en la puerta celebrando el suceso! Otras de las pizzerías más famosas de la ciudad son Sorbillo o Da Michele, todas con una historia centenaria. Ya sea que elijas alguno de estos palacios de la pizza o alguna otra pizzería escondida en los rincones más recónditos de la ciudad, todos disfrutaréis de las fabulosas creaciones de los pizzeros napolitanos. Sus artes están consideradas un Patrimonio de la Humanidad.
Eso sí, guardad lugar para el postre, porque Nápoles es parte de la tierra del helado, así que también encontraréis en ella muchos lugares para saborear unas buenas muestras. Chalet Ciro, Mennella y Bilancione son tres apuestas seguras. Y si buscas darle también un giro histórico, visitad Gay Odin: ¡la Antica Cioccolateria abierta en 1800 también tiene helados!
La via San Gregorio Armeno es una de las calles más populares de Nápoles. Allí se concentran una gran cantidad de tiendas de artesanos que fabrican belenes y figurillas de personajes típicos de Nápoles e Italia. El paseo es una verdadera pasada para adultos y niños, y no solo en época navideña. Las tiendas están abiertas durante todo el año, y seguramente a los peques les hará ilusión poder ver todas las figurillas y tal vez llevar una de recuerdo a casa. Toda la familia alucinará con el grado de detalle de las maquetas y escenas construidas por los hábiles artesanos napolitanos.
La ciudad de Nápoles está construida sobre antiguos acueductos griegos y romanos que sirvieron como refugios antiaéreos durante la Segunda Guerra Mundial. El recorrido de Nápoles subterránea os llevará a través de caminos subterráneos donde los adultos podréis aprender acerca de la historia de Nápoles mientras los más pequeños disfrutan de la aventura de conocer qué hay debajo de la ciudad. Para muchos será emocionante también atravesar algunos de los estrechos pasadizos, donde un adulto debe pasar de costado para caber.
Precio
Entrada general: 10 €
Niños de 6 a 10 años, 6 €
Menores de 6 años gratis
Una buena cuota de verde es indispensable en un viaje con niños, para que puedan distenderse y campear a sus anchas. Nápoles tiene varios parques en los que los pequeños viajeros podrán encontrar su momento de relax, entre ellos:
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