Excursión por lo mejor de San Sebastián
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Conocida popularmente como la “Amatxu”, que significa “madre” en euskera, la virgen de Begoña es venerada de manera especial por muchos bilbaínos y bilbaínas. Todos los 15 de agosto y los 11 de octubre se acercan al templo miles de peregrinos para participar de las misas y rendirle honor a la patrona de Bilbao y del alto mando de la provincia de Bizkaia. La iglesia se ha vuelto tan popular que muchas veces recibe más visitas incluso que la misma catedral de Bilbao.
La historia de la basílica de Begoña está profundamente entramada en la historia de Bilbao. Sufrió a lo largo del tiempo los embates de los vaivenes políticos y económicos locales y fue incluso destruida en varias oportunidades, aunque siempre logró resurgir de sus cenizas.
Cuenta la leyenda que un pastor que deambulaba por un alto cercano a la ciudad encontró una talla de madera de la Virgen María. Rápidamente los vecinos quisieron darle cobijo a la imagen, y para eso pensaron en trasladarla a la ciudad. Sin embargo, cuando intentaron moverla descubrieron que estaba enraizada en el suelo. Al instante una voz exclamó: “Bego oina”, que significa “Quieto al pie”. Fue así que la comunidad decidió construir un templo en ese mismo sitio.
La primera basílica fue una nave de madera con una pequeña capilla de piedra adosada que protegía la imagen de madera y fue inaugurada en 1503. Ya en el siglo XVI, Sancho Martínez de Arego fue el encargado de remodelar el templo y ampliarlo.
El edificio fue creciendo y transformándose con el paso del tiempo, por lo que su arquitectura se caracterizó siempre por su eclecticismo.
En 1808 la basílica recibió un duro golpe: tropas napoleónicas invadieron y saquearon el templo. Durante la guerra carlista el templo fue nuevamente asediado: primero fueron destruidas las bóvedas por minas y finalmente el templo fue quemado hasta los cimientos. La imagen de la virgen, sin embargo, no sufrió daños, porque había sido resguardada por los fieles en la iglesia de Santiago.
La iglesia fue reconstruida pero nuevamente derribada con el regreso de la guerra. En esta oportunidad, la imagen de la virgen se perdió también.
En 1876 recomienzan las obras de construcción y para 1928 el templo ya adquiere la forma que conocemosactualmente.
El barrio de La Salve recibe su nombre porque desde el recodo de la Ría que está junto al barrio los marineros podían ver las torres de la basílica y comenzaban entonces a rezar una Salve en honor a la Virgen.
En el interior resaltan los lienzos que narran la vida de la virgen. Fueron restaurados recientemente, por lo que se encuentran en excelente estado. Se trata de lienzos procedentes de Sevilla, que llegaron a principios del siglo XVIII a Bizkaia.
También llaman la atención el retablo isabelino de madera dorada y la talla gótica de la Virgen de Begoña, hecha en madera policromada.
Por último, no te pierdas el sagrario gótico de piedra y su portezuela de hierro. Lo encuentras en el primer tramo de la nave de la izquierda.
Cada 11 de octubre se celebra el día de la virgen de Begoña con subidas hasta la basílica en romería. La programación comienza con la antigua tradición de la Procesión de las Antorchas, que parte desde la Catedral de Santiago con rumbo a la basílica. El día 11, mientras tanto, se celebra una romería que suele reunir a más de 100 mil personas, muchos de ellos niños, que reciben chocolatinas como premio por su participación.
La visita a la basílica de Begoña es un momento muy emotivo, por lo que significa esta imagen para los bilbaínos. Su historia y su leyenda son tan interesantes como su arquitectura, y para coronar el paseo, las vistas desde el alto son en verdad bonitas.
Lunes a sábado de 09:30 a 13:30 y de 17:30 a 20:30 h.
Domingos durante horarios de misa.
Gratis
Calle Virgen de Begoña 38
Autobús: líneas 30 y 3.
Metro: estación Casco Viejo / Santutxu
A pie por los 323 escalones de Begoña desde la Plaza Nueva