Excursión por lo mejor de San Sebastián
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Son muchos los puentes que unen las márgenes de la ría del Nervión. El puente de Vizcaya es uno de los lugares más emblemáticos de Euskadi. Todo un ícono a nivel nacional e internacional, fue el primer puente transbordador de estructura metálica construido en el mundo. Se inauguró en 1893 y fue remodelado en la década de 1990. Está considerado Patrimonio de la Humanidad por ser una de las construcciones en hierro más sobresalientes de la Revolución Industrial. ¿Te lo vas a perder?
Construido en los últimos años del siglo XIX, el puente fue diseñado para conectar las localidades de Portugalete y Getxo sin interrumpir la navegación en la zona, uno de los puertos fluviales más activos de Europa.
La decisión sobre qué tipo de puente construir no fue fácil. Se barajaron muchas posibilidades: desde un puente giratorio a uno levadizo, pasando incluso por una opción submarina. Finalmente, después de un exhaustivo análisis técnico se llegó al diseño final, que permitía el traslado de pasajeros y carga sin entorpecer la navegación y con un costo razonable.
Para su construcción se utilizaron las últimas innovaciones tecnológicas de la época, que incluían el uso de grandes vehículos mecánicos a vapor.
La estructura se basa en dos vigas horizontales apoyadas sobre cuatro pilares asentados en las márgenes, ambas de muy distintas características, una escarpada y rocosa, y la otra baja y arenosa.
El material elegido no fue otro que el hierro, símbolo absoluto de la Revolución Industrial y de Vizcaya, hogar de un filón de hierro de más de 25 kilómetros de extensión que fue explotado de forma masiva durante largo tiempo. Las piezas de hierro laminado fueron unidas con remaches al rojo vivo, la técnica de soldadura más empleada en la época de su construcción.
La estructura debió ser fijada también con cables de sustentación, que están anclados a bloques de cimentación ubicados a unos 110 metros de distancia de las torres. Por su parte, las torres están arriostradas mediante cables de acero anclados en muelles paralelos a la ría. El travesaño superior del puente cuelga sobre las torres (de ahí su nombre) y se comunica con ellas mediante 70 cables de acero.
Antiguamente se utilizaba un sistema de tracción por cables y poleas accionado a vapor para mover la barquilla por la que se desplazan los vehículos y pasajeros, pero en la actualidad el sistema fue reemplazado por motores eléctricos.
El puente sorprende con su majestuoso porte ya a la distancia, pero subir a la pasarela peatonal a 45 metros de altura a través de alguno de sus ascensores panorámicos es una experiencia increíble. Las vistas de Bilbao y sus alrededores son fantásticas. Además, desde allí es posible ver cómo funciona el mecanismo de distintas partes del puente, como los motores, el carro, las péndolas o la barquilla.
Si prefieres hacer el recorrido en compañía de un guía experto, también es posible.
Pasarela panorámica: todos los días de 10:00 a 14:00 h y de 16:00 a 20:00 h.
Entrada básica: 9 €
Con audioguía: 10,50 €
Barquilla: persona a pie o en vehículo: entre 0,45 € y 1,60 € según el momento del día
Metro: línea 2, parada Portugalete.