Puente de San Pablo

Cruzar el Puente de San Pablo es una de las cosas que no te puedes perder en tu visita a Cuenca. Conecta las Casas Colgadas con el antiguo convento de San Pablo, y da unas vistas alucinantes sobre el Huécar. La foto desde el Puente con las Casas Colgadas detrás es una de las postales obligadas durante tu viaje a Cuenca.

Breve historia del Puente de San Pablo

El primer Puente de San Pablo fue construido entre 1533 y 1589. Tenía la función de conectar el antiguo convento de San Pablo con el centro de la ciudad, y evitar la bajada y subida del barranco del río. Su imponente figura de piedra fue durante siglos el principal símbolo de la ciudad. Sin embargo, en 1895, durante las tareas de reparación de un arco ruinoso, todo el puente se vino abajo. Hoy solo quedan de él algunos restos de los pilares que sostenían los cinco arcos.

Durante ocho años, la ciudad permaneció sin puente, ya que el municipio no contaba con muchos recursos, y la reconstrucción no era una de sus prioridades. Sin embargo, Wenceslao Sagüesa, obispo de Cuenca en ese entonces, sí consideraba necesario contar con un puente que facilitara la asistencia de los seminaristas de San Pablo a las clases que se daban en el seminario de San Julián. Así fue que él mismo tomó la tarea sobre sus hombros (¡o más bien, sobre su bolsillo!).

En 1902 comenzaron las obras de construcción de un nuevo puente, en hierro y madera. El ingeniero valenciano José María Fuster y Tomás estuvo a cargo del diseño, mientras que la valenciana fundición de George Bartle se encargó de la ejecución de la estructura metálica.

Para fines de julio de 1902 las obras venían ya muy avanzadas y faltaba muy poco para que el nuevo puente toque el otro extremo, cuando un huracán voló gran parte de los hierros. Después de desarmar lo que quedaba en pie y aprovechando las piezas menos dañadas, la flamante estructura de hierro fue inaugurada el 19 de abril de 1903.

El puente tiene forma rectilínea y cruza el río Huécar apoyado sobre los pilares de arranque de sillería del puente anterior. En el centro está apuntalado por un puntal de hierro.

Aunque en algún momento de la historia es muy posible que haya sido utilizado por carros tirados a caballo y vehículos a motor, actualmente es una pasarela exclusivamente peatonal.

El puente en números

• 136 m de longitud
• 2 m de ancho
• 3 vanos
• 40 metros de altura máxima

Monumento coquense

Pintado de un bonito tono bermellón, el puente es parte clave del espíritu de la ciudad, y es tan apreciado por locales como por visitantes. Siempre se mantuvo en muy buen estado, con accesos bien cuidados, efectiva iluminación e incluso con unos proyectores que iluminan la estructura y las Casas Colgadas creando una bellísima estampa nocturna de todo el conjunto monumental. Su magnífica estructura de hierro une dos iconos de Cuenca: las Casas Colgadas y el antiguo Convento de San Pablo, hoy convertido en Parador Nacional de Turismo. Cruzar por el puente y tomar desde allí una fotografía de las Casas Colgadas es, sin duda, una de las mejores cosas para ver y hacer en Cuenca. ¡No te la pierdas!

Visita el Puente de San Pablo

Resulta un excelente plan visitar el Puente de San Pablo junto a un guía que pueda revelarte todos sus secretos. Para eso, puedes apuntarte a un tour por lo mejor de Cuenca en el que veas también otros imprescindibles, como la Catedral o las Casas Colgadas.

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Tour nocturno por los monumentos de Cuenca

Por otra parte, y como ya mencionamos, ver el Puente de San Pablo de noche es una de esas cosas que sencillamente no puedes perderte. Si te entusiasma la idea de hacer la visita junto a un guía pero no quieres perderte las vistas nocturnas, entonces te recomendamos hacer apuntarte a un tour nocturno. Podrás recorrer las callejuelas de la ciudad después de la caída del sol y descubrir sus monumentos mas icónicos con una nueva luz. ¡Será una experiencia encantadora!

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