La Habana

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Historia de La Habana

La Habana fue fundada por primera vez en 1515 en un lugar cercano al actual y por segunda vez en 1519 en su actual emplazamiento. En el lugar donde se levantaba la ceiba bajo la cual se realizó el primer cabildo de La Habana se alza hoy una columna conmemorativa que recibe el nombre de El Templete.

Llave del Nuevo Mundo

Su posición estratégica hizo que en 1561 la Corona española la convirtiera en lugar de concentración de las naves españolas cargadas de mercancía de toda América antes de emprender el viaje transatlántico.

Esta decisión trajo aparejados grandes cambios en la fisonomía y población de La Habana. En primer lugar, la isla debió fortificarse al máximo para proteger las valiosas mercancías que se acumulaban en su puerto. Por otra parte, este crecimiento portuario determinó un aumento inmediato de la población. La Habana recibió a miles de marinos, comerciantes y aventureros de todo tipo que llegaban a la ciudad en busca de hacer buenos negocios.

Caída frente a los ingleses

En 1762, la armada británica apareció en el horizonte de La Habana y sitió la ciudad durante dos meses, antes de lograr que se rindiera. El dominio británico no duró mucho tiempo, ya que solo once meses después, la Corona británica intercambió La Habana por La Florida, que presentaba mayor interés para sus negocios.

El evento fue suficiente para poner de manifiesto que el sistema defensivo de La Habana no era lo suficientemente firme. En 1763, apenas se fueron los británicos, comenzó la construcción de la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, la más importante construida por España en América. La construcción duró una década y requirió muchos más recursos de los que se esperaba inicialmente. A partir de 1774, cuando se inauguró la fortaleza, comenzó a ser sede del clásico cañonazo que anunciaba el cierre de las puertas de la ciudad, tradición que aún se mantiene viva.

Progreso y cultura

A lo largo del siglo XIX, la ciudad sigue creciendo. En 1837 se inaugura en La Habana el primer ferrocarril de Latinoamérica. Las industrias azucarera y tabacalera se benefician gracias al ferrocarril y se fundan muchas compañías exitosas, que contribuyen al crecimiento económico de la ciudad.

En 1863, debido al gran crecimiento las murallas de la ciudad tuvieron que ser derribadas. Un claro indicio del momento de esplendor que vivía La Habana.

En esta época se inauguraron todo tipo de centros culturales, desde el lujoso Teatro Tacón, hasta el Liceo Artístico y Literario. Bajo el desarrollo cultural e intelectual comienzan a gestarse ideas independentistas que no tardarán mucho en dar sus frutos.

Cuba libre

En 1902, tras un breve periodo de ocupación estadounidense, el gobierno pasa a manos cubanas. Sin embargo, aunque en la teoría Cuba era una nación soberana, en la práctica la influencia estadounidense era decisiva.

La Habana se enriqueció con esta presencia norteamericana, y su perfil se adornó con espléndidos hoteles y clubes nocturnos. Sin embargo, no pasó mucho tiempo hasta que la ciudad se convirtió en sinónimo de juego y corrupción, al punto de ser conocida como la Gomorra de las Antillas.

La revolución de 1959 trajo aparejados muchos cambios para la ciudad. El ambiente cultural y social cambió drásticamente y las construcciones prácticamente se detuvieron. Es por eso que La Habana conserva hoy un nostálgico perfil decimonónico que enamora a sus visitantes.

En 1982 el casco histório de la ciudad fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y durante la década de 1990 los principales edificios de La Habana Vieja fueron restaurados, por lo que podrás verlos en todo su esplendor durante tu visita.

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