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La Plaza Vieja nació en 1559, después de la Plaza de Armas y la de San Francisco. Fue un histórico punto de encuentro para los habaneros y hoy está salpicada de bares y restaurantes muy concurridos por los viajeros.
En el momento de su construcción, en 1559, recibió el nombre de Plaza Nueva. Nació con el objetivo de ser un espacio comercial en el que la bulliciosa actividad de los pregoneros no molestara las prácticas en los templos, como sucedía en la cercana Plaza de San Francisco. En 1908 el mercado fue demolido y la plaza pasó a ser un lugar arbolado que en 1952 recibió un pequeño anfiteatro. En 1995 fue restaurada para recuperar su aspecto original y el anfiteatro fue eliminado.
La plaza está decorada con una fuente central de mármol de Carrara que imita una anterior fuente de la plaza, construida en 1796. Está coronada por una bonita copa.
En el extremo norte de la plaza se levanta una inmensa flor que lleva el nombre de Natura y en el extremo sur, una llamativa escultura de un gallo con una mujer encima llevando un tenedor. Según el propio autor es un homenaje a la fuerza del género femenino, ya que el gallo que monta la mujer sería una representación del hombre.
Como sucede con todas las plazas de La Habana, la Plaza Vieja está rodeada de interesantes construcciones. Las que no puedes perderte son:
Entre las calles Teniente Rey, Mercaderes, Muralla y San Ignacio
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